La
aparición de las técnicas metalúrgicas constituye un momento
trascendental en el desarrollo de las sociedades humanas, con ellas,
se pasa de la estructura del neolítico y sus prácticas
generalizadas de producción a pequeños grupos, que comparten y
heredan (por lo general secretamente) la preparación técnica para
la extracción y procesamiento de los minerales. Se sabe que los
hombres del
neolítico conocían los minerales antes de saber cómo procesarlos
pues recolectaban hierro meteórico, cobre y oro en su estado mineral
como si se tratara de piedras preciosas para elaborar collares o
adornos ya fuera porque se les facilitara su pulimentación o les
gustara su color.
El paso a perforarlas y
martillarlas y descubrir su maleabilidad, fue una revelación de las
propiedades de algunos minerales al ser modeladas y crear los
primeros objetos metálicos.
Entre
los primeros metales conocidos y procesados se encuentra el oro, su
fácil obtención, por medio de la decantación en los ríos,
brindaba un producto en pepitas o polvo, que pronto fue procesado
gracias a su bajo punto de fusión. El oro se suele encontrar unido
al cobre, plata y en menores cantidades hasta el hierro.
Con la
extracción del oro, se encontraban inferiores cantidades de plata y
éstas podrían justificar que, en algunas zonas como Egipto, aún se
encuentre el oro fundido con ese metal. Aunque el proceso de la plata
esté más relacionado con la extracción del plomo cuya extracción
es más compleja que la del oro.
La gran
tecnología apareció con el cobre, pues se encontró en grandes
cantidades, ya fuera de forma natural o en varios de los minerales de
los que se extrajo. Se sabe que su complejo proceso de extracción y
purificación fue superado en su mayor parte en el antiguo Oriente,
se cree que específicamente se originó en la región occidental de
Anatolia, durante el cuarto milenio A.C. y de ahí se difundió al
resto de Oriente. En Anatolia se desarrolló la tecnología
para crear la aleación del
bronce al unir cobre y estaño; se logró endurecer el cobre y
hacerlo más líquido al momento de fundirlo, lo que permitió
realizar obras fundidas
Paulatinamente
el uso del bronce se difundió por el Mundo
Antiguo, generando una demanda
cada vez mayor y, por consiguiente, se dieron las colonizaciones en
busca de minerales, se incrementaron las relaciones comerciales y
beneficiarse de las nuevas tecnologías. Al igual que con las
guerras, la edad del bronce representó cambios en: el arte, el
armamento, la industria y consecuentemente en la organización
social de todo el Mundo Antiguo.
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