En China,
se trabajó el hierro con gran aceptación y se utilizó un
procedimiento similar al de Medio Oriente, pero debido a las
propiedades químicas del material encontrado, ahí se logró fundir
a temperaturas menores, gracias al alto contenido de fósforo y a los
avances tecnológicos alcanzados por esta cultura. Entre estos
avances, cabe mencionar por ejemplo el fuelle doble,
que hizo que los chinos lograran fundir su hierro en el 550 a. de
J.C. y obtuvieran por primera vez hierro colado, centurias antes que
en el viejo continente.
El fuelle doble mantenía un flujo de aire constante, pues poseía
dos compartimientos para almacenar aire y al impulsar el aire de
uno, recargaba el otro y al recargarlo nuevamente impulsaba al
primero. De este modo, se obtenía un proceso continuo, el doble de
efectivo, que permitía alcanzar mayores temperaturas, forjar acero
e incluso fundir y/o fundir el hierro.
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