jueves, 17 de enero de 2013

"Hierro del cielo"


En algún momento escuchamos hablar en distintos libros o películas del hierro  caído del cielo y de espadas que podían cortar a otras por la mitad sin perder su filo siquiera en la novela  El Silmarillion de J.R.R Tolkien se menciona una espada negra llamada Anglachel la cual era de hoja oscura, pesada y desafilada.¿Pero cuanto hay de verdad en estas historias de espadas invencibles?
 En sus orígenes el hierro, era de un alto costo. Su extracción, se obtenía de dos formas: podía lograrse en pequeñas cantidades por sobrante de la fundición del cobre, que en consiste en un pequeño residuo y la segunda, se trataba del hierro de origen meteórico. Éste último, era muy escaso y no requería de un proceso previo a la forja.


Se trabajó con “hierro del cielo” o “metal celeste” en diferentes regiones del mundo, tal y como lo indica Mircea Eliade. En cuanto al tema, existen pruebas de que se conocía el hierro meteórico y de que fue trabajado por: los cretenses, los hititas, los chinos, los egipcios, los esquimales de Groenlandia e incluso habitantes de América. El hierro meteórico era la única fuente de este material en el nuevo mundo. Los aztecas, los mayas y los incas lo trabajaron en ínfimas cantidades otorgándole un valor superior, incluso por encima del oro
Dicho material, se dio en pequeñas cantidades que se usaron con fines decorativos o en pocas armas ya que, debido a las circunstancias, se consideró un metal precioso. En cuanto al mineral de hierro, se requirió de muchos siglos de desarrollo tecnológico en materia de metalurgia para lograr la temperatura adecuada y separar el hierro de la roca por medio del calor y los golpes del mazo.


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