En Europa
los primeros en experimentar la transición de los metales más
blandos hacia el hierro son los pueblos de la cultura de Hallstatt,
entre los siglos VIII y V a.C. Estos pueblos se ubicaron en Europa
Central, Francia y los Balcanes. Se trató de una cultura guerrera
con asentamientos fortificados y una estratificación marcada. Dicho
cambio, implica la entrada de Europa a la Edad de Hierro.
Se generó
una clase guerrera enriquecida debido al armamento superior que les
brindó el hierro y que, debido a su fortaleza, dominó gran parte de
Europa. La mayoría de esta clase guerrera estuvo formada por Celtas
que, por medio de sus conquistas, consiguieron extenderse hasta el
centro del continente (Francia, el norte de España, las Islas
Británicas y parte del este de dichas tierras)
El período de
La Tène o La
Segunda Edad de Hierro que va
del l475 al 18 a.C. Durante este período, el hierro tuvo un auge aun
mayor porque las armas forjadas brindaron poder militar; pero la
versatilidad del material, permitió que se aplicara en herramientas
de labranza y cocina, así como en clavos y herramientas de
carpintería. Además, se almacenaba en lingotes, se forjaba tanto en
comunidades grandes como en las pequeñas y se comerciaba hierro
entre distintos pueblos; entre ellos los romanos, quienes
contribuyeron a su rápida difusión.
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