La técnica
de la forja exige el uso de ciertas herramientas indispensables y
que, en su mayoría, pueden ser confeccionadas por el artista, lo
cual resulta más económico en comparación con otras técnicas
escultóricas. Las primeras herramientas obviamente deben ser
conseguidas por otros medios, además de que se requiere cierta
pericia técnica para su elaboración. Entre las herramientas básicas
se encuentra la fragua que es un recipiente en el cual se coloca el
carbón y que posee una entrada de aire que alimenta el fuego. La
fragua puede ser circular o cuadrada y estar construida con lámina
de hierro, hierro colado, piedra o ladrillos.
Las
paredes de la fragua deben tener cierta altura para que almacene el
carbón y brinde una buena temperatura, aunque más de treinta
centímetros sería demasiada altura. Además, se pueden realizar
con una doble hilera de ladrillos refractarios. De esta forma pueden
cerrarse un poco o abrirse si la pieza que se está forjando así lo
requiere.
El tubo
que alimenta el fuego debe tener una salida en la parte inferior del
fogón y pasar por entre el material refractario donde ha de estar
colocada una tapa de hierro con agujeros que den directo al carbón.
En la parte baja de la fragua es ideal una compuerta para remover
cenizas y escorias acumuladas
El fondo
de la fragua debe Preferiblemente estar recubierto con material
refractario con el fin de prolongar la vida útil de la misma y
evitar el recalentamiento del recipiente para dejar libre la entrada
de aire.
Una fragua
compacta puede tener alrededor de unos sesenta centímetros por
sesenta centímetros, a diferencia del fogón de herrero clásico,
que es de unos ciento cincuenta por ciento veinte centímetros.
Una
campana móvil con un tubo encima, puede ser colocada sobre el fuego
con el fin de recolectar el humo, conservar un poco mejor el calor y
observar, debido a la sombra que produce, los niveles de coloración
del metal.
El fuelle
o soplador, consiste en un mecanismo utilizado para impulsar el aire
que alimenta el fuego pasando un conducto bajo fragua. Lo ideal es
que sea un mecanismo que pueda ser graduado rápidamente. El clásico
fuelle de mano
exige un esfuerzo del operador y quizás hasta un asistente. El
ventilador manual permite un flujo de aire constante y graduable con
facilidad aunque también requiere esfuerzo físico. Por su parte,
los sopladores o ventiladores eléctricos ahorran esfuerzo y se
pueden graduar fácilmente con una llave de paso. Es posible emplear
un compresor conectado a la fragua con el uso de una llave de paso
que regule el aire como se observa en la imagen siguiente. Ésta es
una opción efectiva; también es viable el uso de un ventilador con
diferentes velocidades.
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