martes, 22 de enero de 2013

La fragua


La técnica de la forja exige el uso de ciertas herramientas indispensables y que, en su mayoría, pueden ser confeccionadas por el artista, lo cual resulta más económico en comparación con otras técnicas escultóricas. Las primeras herramientas obviamente deben ser conseguidas por otros medios, además de que se requiere cierta pericia técnica para su elaboración. Entre las herramientas básicas se encuentra la fragua que es un recipiente en el cual se coloca el carbón y que posee una entrada de aire que alimenta el fuego. La fragua puede ser circular o cuadrada y estar construida con lámina de hierro, hierro colado, piedra o ladrillos.



Las paredes de la fragua deben tener cierta altura para que almacene el carbón y brinde una buena temperatura, aunque más de treinta centímetros sería demasiada altura. Además, se pueden realizar con una doble hilera de ladrillos refractarios. De esta forma pueden cerrarse un poco o abrirse si la pieza que se está forjando así lo requiere.
El tubo que alimenta el fuego debe tener una salida en la parte inferior del fogón y pasar por entre el material refractario donde ha de estar colocada una tapa de hierro con agujeros que den directo al carbón. En la parte baja de la fragua es ideal una compuerta para remover cenizas y escorias acumuladas




El fondo de la fragua debe Preferiblemente estar recubierto con material refractario con el fin de prolongar la vida útil de la misma y evitar el recalentamiento del recipiente para dejar libre la entrada de aire.
Una fragua compacta puede tener alrededor de unos sesenta centímetros por sesenta centímetros, a diferencia del fogón de herrero clásico, que es de unos ciento cincuenta por ciento veinte centímetros.
Una campana móvil con un tubo encima, puede ser colocada sobre el fuego con el fin de recolectar el humo, conservar un poco mejor el calor y observar, debido a la sombra que produce, los niveles de coloración del metal.
El fuelle o soplador, consiste en un mecanismo utilizado para impulsar el aire que alimenta el fuego pasando un conducto bajo fragua. Lo ideal es que sea un mecanismo que pueda ser graduado rápidamente. El clásico fuelle de mano exige un esfuerzo del operador y quizás hasta un asistente. El ventilador manual permite un flujo de aire constante y graduable con facilidad aunque también requiere esfuerzo físico. Por su parte, los sopladores o ventiladores eléctricos ahorran esfuerzo y se pueden graduar fácilmente con una llave de paso. Es posible emplear un compresor conectado a la fragua con el uso de una llave de paso que regule el aire como se observa en la imagen siguiente. Ésta es una opción efectiva; también es viable el uso de un ventilador con diferentes velocidades. 


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